Historia de la Astrología contada de una manera simple.. Parte I

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Como muchos saben la Astrología y la Astronomía fueron en un principio sinónimos.  Los griegos consideraron a la astronomía como una rama de la matemática, y es así como en la época medieval a los astrólogos se les llamaba matemáticos, por lo que ambas disciplinas estaban fusionadas en una sola. La necesidad de medir el tiempo y de saber las estaciones a fin de poder ordenar las tareas agrícolas, llevó a la observación del cielo, posteriormente, se hizo con fines astrológicos y de ello hay referencias en todas las culturas antiguas tanto en Mesopotamia, como en las culturas prehelénicas, egipcias y en nuestra América precolombina.

Hay vestigios de las observaciones astronómicas de los egipcios desde épocas muy tempranas y ya en el tercer milenio (a.c.) tenían un calendario solar basándose en la marcha regular de los astros y en las crecidas del río Nilo. Este calendario se ha mantenido hasta nuestros días con solo dos cambios a lo largo de la historia, como fueron la reforma Juliana en el Siglo I (a.c.) y la Gregoriana del siglo XVI.  El año egipcio era de trescientos sesenta y cinco días y estaba dividido en doce meses de treinta días cada uno, más cinco días suplementarios. Para los egipcios la influencia del cielo fue determinante y es así como observando el cielo se dieron cuenta que las crecidas del río Nilo tenían relación con la aparición de la estrella Sirio.

La mayoría de las investigaciones apuntan a que  la astrología occidental pudiera haber surgido en  Mesopotamia. De hecho las  primeras  tablas planetarias encontradas datan de mediados del siglo VII  (a.c.) y en sus inicios lo que se buscaba era  hacer predicciones de grandes acontecimientos tales como guerras, inundaciones y eclipses, y los posibles efectos sobre el Rey, que a la final repercutían en la población, tal y como ocurre hoy en día con los gobernantes. Los presagios que los sacerdotes leían en los astros hablaban de hambrunas y sequías, de guerras o inundaciones, de buenas cosechas, de victorias militares y crecidas normales. Para ese momento era una astrología básicamente de  correspondencia entre dioses y planetas; de los fenómenos celestes —sobre todo los eclipses— y los fenómenos terrestres; correspondencias y relaciones que los sacerdotes observaban y anotaban en sus tablillas.

Posteriormente, los persas consignaron en el Avesta (colección de textos sagrados de la antigua Persia pertenecientes a la religión zoroastriana) sus creencias astrológicas: el alma de cada ser humano tiene asignada una estrella a cuyo seno retornará al morir. Esta relación entre el alma y las estrellas reaparece mucho después en una leyenda árabe, según la cual a cada persona le pertenece una estrella, que nace y muere con ella.

Es importante señalar, que el término mago, tan frecuentemente conferida a los astrólogos, corresponde a una palabra de origen persa. El término mago proviene del persa antiguo maguš por mediación del griego μάγος y finalmente del latín magus. El sentido original de la palabra Mago se refería a los integrantes de una tribu de Media y luego a los sacerdotes persas. En términos modernos se refiere, a una especie de astrólogo o adivino. Los magos de Persia fueron incluyendo en su religión algunos temas o elementos de Babilonia, como la astrología, la demonología y la magia. Más adelante en el Siglo I fueron reconocidos como hombres sabios y científicos. Los personajes llegados de Oriente y mencionados en la Biblia (Mateo 2,1-12) eran magos en el sentido original del término, esto es, sacerdotes persas; sin embargo más tarde se les llamo reyes magos en algunas tradiciones cristianas, aunque sin ninguna evidencia histórica sobre su realeza.

El cambio de significado del término, que pasa a designar a alguien que practica la magia o hechicería, se debe a la asimilación que la Iglesia hizo de las creencias y rituales religiosos no cristianos (como los zoroastrianos) con la brujería y prácticas similares.

Esa tradición de Mesopotamia pudo haber pasado a Egipto, a la India y al resto de Asia. Los griegos comienzan a reformular todo este contenido astrológico imbuido en los mitos de los dioses de su panteón y de sus tradiciones. Se atribuye a Ptolomeo (90-168) el primer manual de astrología compilado en Occidente: el Tetrabiblos. El modo en que explica los planetas, las casas y los signos del zodíaco ha variado poco de esa época a lo que se hace hoy en día.  Tras lo desintegración del Imperio Romano, los árabes se convirtieron en las máximos exponentes de la astrología y la astronomía.

Así las cosas, puede decirse que la astrología, tal como la conocemos hoy en día, nace durante el período helenístico producto de una conjunción de creencias orientales con los elementos griegos, y luego madura durante el período grecorromano. Esto se debió a varios factores tales como  las campañas de Alejandro (segunda mitad del siglo IV a.c.) con la consiguiente “helenización del Oriente”, sobre todo en el terreno religioso.

En cuanto a la astrología china, el fenómeno es más complejo. En primer lugar, entre el pueblo chino prospera toda clase de artes adivinatorias; en segundo término, se trata de un pueblo esencialmente agrícola, que desde muy antiguo reconoció la influencia del sol y de la luna sobre las estaciones. Estos dos hechos permiten pensar que las prácticas astrológicas tuvieron en China un origen semejante al de la Mesopotamia.

A partir de los primeros siglos de la era cristiana, comienza a practicarse y adquiere gran desarrollo la astrología actual pero eso lo desarrollaré en las próximas entregas de este blog..

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